miércoles, 11 de marzo de 2015

Mi Aconcagua


Nací un 17 de marzo de 1985 en la Ciudad de La Falda. Después de pasar por varias casas finalmente vivo en barrio Parque Horizonte, en la Ciudad de Córdoba, en una casa frente a una plaza en la que todos los días sale el sol y de noche, a veces, lo hace la luna...

Desde muy chico siempre fui deportista. Primero, carrera de Triciclos (habré tenido 3 años cuando corrí en Triciclo). Segundo (ya un poco más en serio), BMX (BiciCross). Cada vez que había carrera en Alta Gracia, Villa Allende o Saldán allí me llevaba mi papá, y yo (con un casco rojo para moto pesadísimo) competía. Siempre terminaba en 3º o 4º lugar. Corrían 6 ó 7 competidores como mucho. Después ya un poco más grande, MTB (Mountain Bike). La idea era andar en bici, me iba a todos lados en ella. Y por su puesto también andaba en la montaña. Un día vi en la tele como hacían escalada deportiva. Y allí fui... Todo lo que era deporte extremo lo intentaba. No me paraba nadie!

Allá por el 2002 con mi papá compramos un cuadriciclo (la plata la puso él, pero el cuadri lo usábamos los dos). Así que la idea era irnos a las sierras y andar en el cuadri. Hasta que un finde yendo a Río Grande (Yacanto de Calamuchita) me caí. A pesar de que llevaba casco, hice un hematoma en el cerebro y después de un viaje relámpago hasta Córdoba (estábamos como a 135 km en medio de la nada!) el cual terminó en dos operaciones a cráneo abierto, quedé hemipléjico. El lado que se me vio afectado fue el derecho. Desde la punta de los pelos (que me los tuvieron que cortar para operarme) hasta los dedos del pie. Todo eso paralizado y con espasticidad (la espasticidad es un trastorno motor del Sistema Nervioso Central en el que algunos músculos se mantienen permanentemente contraídos, en mi caso los del lado derecho del cuerpo). Perdí la capacidad de hablar, tenía la lengua entumecida y las cuerdas vocales atrofiadas. No recuerdo si pasé por algo peor que el día en el cual me desperté del coma. Creo que no...

Después de más o menos 25 días en el hospital volví a mi casa. Lo hice en una ambulancia acostado en una camilla, de a poco me fui pudiendo sentar y parar. Caminar era algo que veía muy lejos! Hasta que un día apareció en mi vida un aparato de hierro que pesaba unos tres kilos y me llegaba hasta por encima de la rodilla que me ayudaba a hacerlo (caminar). Ese lo tuve como por dos o tres largos años hasta que vino uno que era más chico, de plástico y más cómodo. Bueno, era lo que había! Yo lo único que quería era poder moverme solo... En el año 2009 surgió la posibilidad de operarme. Una Neurotomía selectiva del nervio Tibial posterior. La operación me sirvió solamente para eliminar los aparatos de mi vida (las ortesis y férulas se fueron!).

Siempre busqué una solución de raíz para la secuela que me quedó después de aquel accidente, una solución rápida y definitiva. Siempre estuve seguro de que la había! Nunca perdí las esperanzas. Y en la búsqueda aprendí muchísimo sobre neurología!

En enero del 2013, durante una visita a mis primos y tíos en Buenos Aires, sorpresivamente me llamó mi hermana mayor (tengo 4 hermanas...) para contarme que había conocido un tipo que conocía a un médico que descubrió una técnica para repolarizar neuronas. Ahí mis esperanzas crecieron, no estaba todo perdido!

El 30 de septiembre de 2013 viajé con mis padres a la ciudad de Santa Rosa, en La Pampa; para ver al doctor que me había recomendado Néstor (el tipo que conoció mi hermana). Me inyectó un centímetro de Procaína al 0,1% en la Carótidas (arteria que irriga sangre a la corteza motora del cerebro). Con esa inyección (al instante!) ya se notaban cambios. Mi pie iba un poco menos torcido y el brazo derecho lo tenía un poco más blando. Después de idas y venidas con ese 'médico', me terminé haciendo ver por un especialista en Terapia Neural de Traslasierra que atiende dos días a la semana en la ciudad de Córdoba.

Hoy, este médico me está inyectando 6 centímetros de Procaína al 0,7% casi todos los meses (fue progresivamente) desde hace poco más de un año. Los cambios fueron brutales! Lo más importante es que ahora puedo dormir! Antes directamente cerraba los ojos y muy rara vez dormía por más de dos horas sin despertarme. Ahora duermo de corrido desde que me acuesto hasta 6, 7 u 8 horas (a veces más!) y hasta me doy vuelta en la cama sin darme cuenta. Volví a usar un calzado que había descartado por que se me torcía mucho el pie cuando lo usaba. No estoy bostezando todo el día (antes era un bostezo tras otro). Antes, cuando hacía algún esfuerzo fuera de lo normal (como caminar más de 10 cuadras, pedalear o cuando tenía rehabilitación) no había forma de que me duerma. Pasaba las horas acostado cerrando los ojos, contando ovejitas o dando vueltas en la cama. Ahora estoy considerando la opción de comprarme un Triciclo Recumbente para volver a hacer eso que tanto me gusta y que dejé de hacer hace casi 13 años. Tengo uno en casa el cual estoy probando. Ayer pedalié 12 kilómetros y dormí como un angelito.

Yo en la Recumbente

Lo más loco de todo esto es que el ejercicio físico aumenta el tono muscular y, según los neurólogos, el aumento de tono muscular aumenta la espasticidad. En mi caso las neuronas están despolarizadas o polarizadas negativamente debido a un golpe o alta presión intracraneana (el coágulo que se me formó en el cerebro oprimió a éste contra la pared opuesta del cráneo, generando en el lóbulo frontal izquierdo el ‘daño’, teóricamente irreversible…). La Procaína lo que intenta es repolarizar neuronas dañadas. Devolviéndoles su funcionalidad y permitiendo que actúe la Plasticidad Neuronal (la capacidad de una neurona de replantearse funciones, cosa que antes estaba bloqueada debido a la polarización inversa de las neuronas).

Antes era de plantearme el famoso "Por qué a mi?", hasta que encontré la respuesta: "Porque yo tengo el poder de superarlo"... Ahora me pregunto si hubiese sido el mismo si no me hubiera pasado aquel accidente, si me hubiese planteado las cosas que me planteo ahora. Seguramente que no, mi vida hubiera sido monótona y aburrida, hubiera conseguido una novia bonita o me hubiese subido al Aconcagua (era mi gran sueño), quizás me hubiese ido a Australia o hubiera sido Guarda Parques o un grandioso Biólogo! (eran mis otros grandes sueños!). Pero mi vida tomó otro rumbo! No el de los éxitos materiales (si bien aprecio todo lo material que tengo) ni el de los logros sustanciales. Este es otro Aconcagua, y no se sube escalando.

David Marcelo Finzi.-